Yo soy veterinaria y te aseguro que me encantan los animales y la medicina. No creo que ningún veterinario quiera fallar en un diagnóstico con su paciente, de hecho somos los más interesados en salvar la vida de sus animales, esta carrera es vocacional.
Pero esto es un trabajo. Eso quiere decir que curamos animales a cambio de dinero, al igual que un médico, un carpintero, un fontanero, o tú misma, la que escribe este artículo…no creo que vivas del aire.
Invertimos horas y dinero en formación, en maquinaria, en material y productos para atender a vuestras mascotas lo mejor que sabemos, pero necesitamos vivir y nadie trabaja gratis.
Los médicos no trabajan gratis, tu sanidad no es gratis…cuando se contrata una persona a jornada completa, se pagan al mes unos 500€ de seguridad social, es decir, para que tu vayas al médico y puedan operarte, hacerte analíticas o los métodos diagnósticos y tratamiento que requiera tu caso, se estan pagando 500€ mensuales. A parte del IVA que pagamos por cada producto, y de todo lo que el estado se lleva de nuestros pagos.
Me encantaría una seguridad social para los animales…yo sería funcionaria, tendría mi sueldo y tendría vía libre para usar los métodos diagnósticos y tratamientos más adecuados para vuestras mascotas sin escatimar en el dinero que cuesten, porque el propietario de la mascota no lo tendría que pagar. Pero, ¿cuantos estáis dispuestos a pagar esa cantidad mensual para que, cada vez que vayáis al veterinario, no tengáis que desembolsar ni un euro?
Si supiesemos cuanto cuesta al Estado hacer una simple radiografía o una analítica de rutina, los precios veterinarios nos parecerían de risa.
Recordad que los veterinarios también tenemos familias, necesitamos un sueldo, necesitamos costear los tratamientos de nuestras mascotas, echar gasolina, pagar la letra de la hipoteca, la luz, el agua, un autónomo, en mi caso… Y si, a pesar de querer una retribución a cambio de nuestro trabajo, como cualquier persona, nos gustan los animales.
Si una persona no llega a fin de mes, es una irresponsabilidad adoptar un animal al que no vas a poder tratar en caso de enfermedad, ni dar una alimentación de calidad.